El diagnóstico del Museo América reveló diversas patologías que afectaban principalmente a las fachadas. Se identificaron eflorescencias, subflorescencias y criptoflorescencias, cristalizaciones salinas superficiales en ladrillo y piedra, consideradas de carácter leve. La formación de escamas y costras se vinculó a la fisuración milimétrica densa, facilitando el ataque de agentes agresores y la separación irregular de material. Las acumulaciones superficiales de polvo, humos, suciedad y material terroso se concentraron en cornisas y embocaduras, incluyendo restos orgánicos.
En cuanto a la integridad de los materiales, se detectó degradación en las juntas de unión, con pérdida de mortero en elementos de piedra del zócalo y escalones, así como en paños de ladrillo. Las pérdidas de cohesión por disgregación se manifestaron en molduras y cornisas, llegando a desdibujar su forma original. Finalmente, se observaron pérdidas por desprendimiento debido a la falta de adherencia entre revestimiento y soporte, con la consiguiente pérdida de elementos de protección en la cornisa. Estas patologías, de diversa índole y gravedad, requerían intervenciones específicas para asegurar la conservación y estabilidad del edificio.
ACEROUNO llevó a cabo diversas intervenciones en las fachadas del Museo América. En los revestimientos de revoco, se eliminaron las capas deterioradas hasta el soporte original, limpiando las eflorescencias, para luego aplicar un jaharrado de revoco de cal armado con malla. Los elementos prefabricados de mortero se limpiaron y los dañados se reprodujeron con aterrajados de mortero de reintegración, protegiéndose con pintura al silicato. La restauración de pináculos incluyó decapado, desbastado, cosido de juntas, tratamientos contra sales y consolidantes, recuperación de volúmenes y pintura al silicato.
En los paños de ladrillo, se eliminaron manchas, se retacaron piezas dañadas y se realizaron reintegraciones, con un acabado de veladuras de pigmento natural y llagueado con mortero de cal. Las zonas de piedra (zócalos, aplacados, balcones y portada) se limpiaron manualmente, se consolidaron y se sustituyeron piezas deterioradas, rejuntándose con mortero de cal.
En balcones y la torre se ancló el chapado de piedra, recuperándose el zócalo de caliza. Se aplicó tratamiento fungicida y herbicida.
Los contrafuertes del claustro se sanearon, se recompuso su coronación y se protegieron con bandejas de zinc, rejuntándose los ladrillos con mortero de cal entonado. En la portada principal, se sanearon los elementos, se aplicó pintura al silicato y se eliminaron morteros de cemento, renovándose la pintura de las letras. La carpintería y cerrajería se revisaron y repararon, sellando juntas y reponiendo esmaltados. Las contraventanas metálicas se restauraron con catas estratigráficas, sustitución de elementos corroídos, decapado, imprimación y lacado, instalándose nuevos mecanismos. Las instalaciones de fachada se condujeron bajo tubo de acero y se renovaron las luminarias a LED.
En las cubiertas, en los faldones inclinados del frontón y lateral se mejoró la pendiente, se instaló una membrana impermeable y se protegió con cubrición de zinc a junta alzada. En la cubierta bajo escalera se recuperaron desagües, se niveló con grava y geotextil, se impermeabilizó y se recolocó el pavimento recuperado. En la cubierta de teja del claustro se renovó el faldón, nivelando el soporte, colocando placa impermeable y teja cerámica curva, realizando remates con lámina de plomo.
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